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En comentarios anteriores he mencionado muchas veces el hecho de que, cuando se hace un retrato, hay que entrar dentro de la psicología del sujeto. En el caso de los políticos, ya entramos dentro de lo que es la propaganda. Puede ser uno de los políticos más expresivos del siglo XX fue Winston Churchill. Personaje estricto y serio, inteligente como ningún otro político, deliberadamente impertinente y actor de su imagen. En resumen, una presa fácil para los retratistas pero ...
L'any 1941 el polític britànic va visitar la Cambra dels Comuns d'Otawa, lloc on es va citar amb el retratista canadenc Yousuf Karsh. Aquest va entrar a l'estudi i es va trobar a Churchill còmodament assegut a la cadira fumant-se un dels seus cigars amb una expressió de satisfacció que trencava amb la imatge que podria tenir tothom i que seria difícil de fer entrar a l'ideari popular. El fotògraf no podia admetre aquesta postura ja que seria un retrat carent del mínim caràcter del qual volia fer-ne palès. Igual aquest era el Churchill real però no el que el poble coneixia i volia veure. Sense tallar-se un pèl, Karsh s'hi va acostar i li arrencà el cigar de la mà. Churchill es va aixecar de la cadira amb un evident mal humor disposat a recuperar el seu cigar quan Karsh li va fer la foto. Pot ser que sigui la imatge més adequada a la idea que té el món de com debia ser Winston Churchill.
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En 1941 el político británico visitó la Cámara de los Comunes de Ottawa, lugar donde se citó con el retratista canadiense Yousuf Karsh. Este entró en el estudio y se encontró a Churchill cómodamente sentado en la silla fumándose uno de sus cigarros con una expresión de satisfacción que rompía con la imagen que podrían tener todos y que sería difícil de hacer entrar al ideario popular. El fotógrafo no podía admitir esta postura ya que sería un retrato carente del mínimo carácter del cual quería hacer patente. Igual este era el Churchill real pero no lo que el pueblo conocía y quería ver. Sin cortarse un pelo, Karsh se acercó y le arrancó el cigarro de la mano. Churchill se levantó de la silla con un evidente mal humor dispuesto a recuperar su cigarro cuando Karsh le hizo la foto. Puede que sea la imagen más adecuada a la idea que tiene el mundo de cómo debía ser Winston Churchill.
